El oído de nadador es una infección de la piel que recubre el conducto auditivo. Este problema es muy común entre nadadores o niños que pasan mucho tiempo en el agua. Si su hijo tiene oído de nadador, es probable que presente los siguientes síntomas:
El oído de nadador ocurre cuando los oídos de su hijo han estado en el agua durante mucho tiempo. Cuando el agua queda en el conducto auditivo, el recubrimiento se humedece, se inflama y está más propenso a las infecciones.
Los niños tienen más posibilidades de tener oído de nadador al nadar en lagos, en comparación con piscinas o el mar. Durante las semanas más calurosas del verano, algunos lagos tienen altos niveles de bacterias. Conductos auditivos estrechos también aumentan el riesgo de tener oído de nadador. Los hisopos también contribuyen al problema causando acumulación de cera que acumula agua detrás de ella.
Sospeche en vez una infección del oído medio si su hijo también tiene un resfrío, fiebre y no le aumenta el dolor al empujar el lóbulo de la oreja.
Sin tratamiento, los síntomas deberían mejorar en 3 días y desaparecer en 7 días.
Adminístrele a su hijo las gotas para el oído recetadas por su profesional médico.
Ponga 5 gotas por el lado de la abertura del conducto auditivo para que el aire no quede bajo las gotas. Repita 3 veces por día. Mueva el lóbulo del oído hacia adelante y atrás para ayudar a que las gotas pasen. Continúe usando las gotas para el oído hasta que todos los síntomas desaparezcan durante 48 horas.
Para oído de nadador moderado, use gotas de vinagre blanco diluido. Llene el conducto auditivo con vinagre blanco diluido con una cantidad igual de agua. Después de 5 minutos, sáquelas moviendo la cabeza para el otro lado. Haga esto dos veces por día hasta que el conducto auditivo vuelva a la normalidad.
Para aliviar el dolor, administre acetaminofeno (Tylenol) o ibuprofeno (Advil) cuando sea necesario.
Generalmente, su hijo no debería nadar hasta que los síntomas hayan desaparecido. Si está en el equipo de natación, puede seguir participando, pero debería usar gotas para los oídos como enjuague después de cada sesión de natación. Si continúa nadando, su recuperación será más lenta, pero no causará problemas serios.
Primero, limite la cantidad de horas que su hijo pasa en el agua. La clave para la prevención es mantener los conductos auditivos secos cuando su hijo no esté nadando. Después de nadar, saque toda el agua fuere de los conductos auditivos girando la cabeza y estirando el lóbulo del oído en diferentes direcciones para ayudar a que el agua salga. Seque las aberturas del conducto auditivo con cuidado. Si las recurrencias son un gran problema, enjuague los conductos auditivos de su hijo con alcohol de fricción cada vez que termine de nadar o bañarse para ayudarlo a secarlo y matar los gérmenes. Otro remedio casero útil es una solución con mitad de alcohol de fricción y mitad de vinagre blanco. El vinagre restaura el equilibrio ácido normal en el conducto auditivo.
Pregúntele a su profesional médico si su hijo debería usar tapones para el oído o una gorra de baño.
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