Comensales caprichosos
¿Qué es un comensal caprichoso?
La edad más difícil para un comensal caprichoso es en la infancia y los años preescolares. Un comensal caprichoso:
- Puede lloriquear o quejarse sobre la comida que se sirvió
- Se niega a comer ciertas comidas, especialmente verduras y carnes
- Empuja la comida por el plato
- Oculta comida o se la da a una mascota por debajo de la mesa
- Come la suficiente cantidad de comida y calorías durante el día para crecer normalmente.
¿Qué lo causa?
Los niños de todas las edades (y también los adultos) tienen algunas comidas que no les gustan. Un comensal caprichoso es un niño al que no le gustan muchas comidas. A los 2 ó 3 años de edad, hasta un 20 por ciento de los niños son comensales caprichosos. Es normal que a la mayoría de los niños pequeños no les gusten las comidas amargas o picantes. A veces a los niños no les gusta una comida por su color, pero en general es porque es difícil de masticar. Los niños aceptan carnes tiernas más que las duras, y verduras cocidas más que las crudas. A veces, cuando un niño se pone pedazos muy grandes de comida en la boca y tiene amígdalas grandes, tiene dificultad para tragarlos.
¿Cuánto tiempo dura?
La mayoría de los niños que son comensales caprichosos lo superan con el tiempo. Empiezan a probar comidas nuevas en los primeros años que van a la escuela, por la presión de sus compañeros. El apetito voraz durante la adolescencia aumentará el deseo de experimentar también. Si trata de forzar a su hijo para que coma algo que no le gusta, le pueden dar arcadas o hasta vomitar. Si le da comida forzada, interfiere con el placer normal de comer y eventualmente disminuye el apetito. No debe esperar que su hijo acepte probar comidas nuevas antes de llegar a la adolescencia.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?
- Trate de preparar un plato principal que les guste a todos. Trate de evitar un plato principal raro que no le guste a su hijo en absoluto. A algunos niños no les gusta las comidas mezcladas, como los guisos. Trate de hacerle probar este tipo de comidas cuando sea más grande.
- Permita de vez en cuando sustitutos del plato principal. Si su hijo se niega a probar un plato principal, y esto no es un caso común, puede permitirle que coma un plato sustituto. Los sustitutos aceptables podrían ser un cereal de desayuno, yogurt o un emparedado simple que su hijo pueda preparar solo. Si la única carne que su hijo come es pollo, téngalo siempre en el refrigerador para cuando necesite una fuente de proteína. No se convierta nunca en un cocinero rápido que prepara comidas adicionales cuando la principal no le gusta a su hijo. El niño debe saber que se espera que coma el plato principal que se preparó para toda la familia.
- Respete cuando hay una comida que realmente no le gusta. Si su hijo tiene algunas comidas que realmente no le gustan (sobre todo si le dan arcadas) no se la sirva cuando forme parte de la comida familiar.
- No se preocupe por las verduras, trate de que coma más frutas. Como algunas verduras son difíciles de masticar y otras son agrias, muchos niños, y hasta algunos adultos, las rechazan. Tenga en cuenta que las frutas y verduras son parte del mismo grupo alimenticio. No hay verduras que sean esenciales. La mayoría de las verduras se pueden reemplazar por frutas sin producir ningún daño nutritivo al niño. Éste no es un problema de salud. No lo haga sentir culpable si no quiere comer ciertas verduras.
- No permita que su hijo se queje de la comida a la hora de comer. Tenga como regla aceptar que alguien no quiera comer una cierta comida, o dejarla al costado del plato. Pero quejarse es inaceptable. Si su hijo lloriquea por la comida, déle 1 advertencia. Si pasa de vuelta, échelo del comedor por 5 minutos. Si se vuelve a portar mal, envíelo a su cuarto y ponga su comida en el refrigerador. Después de 1 hora, puede darle la comida si la pide.
- Aliente a su hijo que pruebe comidas nuevas. Muchos gustos son adquiridos. Su hijo puede aprender eventualmente a que le gusten ciertas comidas que antes rechazaba. Las investigaciones han demostrado que posiblemente tenga que ver a otras personas comer una comida nueva 10 veces antes de estar siquiera dispuestos a probarlas, y otras 10 veces de probarla antes de que les empiece a gustar. No trate de apurar este proceso normal de adaptación a comidas nuevas. No le hable de bocados, porque para la mayoría de los comensales caprichosos, no sirve obligarlos a comer un bocado por cada año de edad. Es mejor simplemente servirla repetidamente, pedirle a su hijo que pruebe y confiar en él si le dice que ya ha probado la comida en cuestión.
- Evite presionar o castigar a su hijo a la hora de comer. Nunca presione, ruegue ni ofrezca recompensas a su hijo para que coma toda la comida. Nunca lo castigue por rehusarse a probar un bocado de una comida nueva. Eso sólo servirá para que le guste cada vez menos, tenga arcadas o vomite. Si su hijo es testarudo y de carácter fuerte, presionarlo para comer puede resultar en una lucha de poder, que al final prolongará el capricho para comer.
- No discuta sobre el postre. Un problema innecesario para los comensales caprichosos es la regla que si no termina lo que hay en el plato no tendrán postre. Como los postres no son necesariamente malos, es mejor permitir que su hijo coma una pequeña porción de postre sin importar lo que coma. No obstante, los niños que no comen una porción adecuada del plato principal no podrán repetir el postre. Los postres no tienen que ser pasteles, pueden ser postres nutritivos como fruta.
- No discuta sobre un bocado a la hora de dormir. Si su hijo se queja de que tiene hambre a la hora de irse a dormir, evite una discusión larga. Déle un bocado pequeño y simple (como cereal) antes de la hora de cepillarse los dientes.
- No extienda la hora de la comida. No obligue al niño a quedarse en la mesa después que el resto de la familia haya terminado de comer. Sólo servirá para que desarrolle asociaciones negativas con la hora de comer. Si de golpe quiere comer, déle 5 minutos adicionales.
- Genere una atmósfera placentera durante las comidas. Haga que las comidas sean un evento familiar importante. Haga participar a los niños en una conversación amigable. Dígales qué le pasó a usted durante el día y pregúnteles cómo fue el suyo. Hable de temas divertidos que no tengan que ver con la comida. No use la hora de la comida para criticar ni para pelear sobre quién tiene el control.
- No hable sobre comidas en ningún momento. No hable sobre los problemas de comida de su hijo en su presencia. Tenga confianza en su apetito para obtener las calorías necesarias. Tampoco lo alabe por comer bien. No le dé recompensas o regalos por cumplir con sus expectativas de alimentación. Los niños deberían comer para satisfacer su apetito, no a sus padres. Ocasionalmente puede alabar al niño por probar una nueva comida que no le gusta o que no le sabe bien.
- Darle a su hijo un suplemento de vitaminas y minerales. Si su hijo no está comiendo por los menos 1 porción de carne por día, déle un multivitamínico con hierro para prevenir la anemia por deficiencia de hierro. Si bien las vitaminas son probablemente innecesarias para la mayoría de nosotros, no son peligrosos en cantidades normales y pueden ayudar a que se preocupe menos por la nutrición y salud de su hijo.
¿Cuándo debo llamar al profesional médico de mi hijo?
Llame durante el horario de consultorio si:
- Su hijo está perdiendo peso.
- Su hijo tiene arcadas o vomita ciertas comidas.
- Su hijo tiene acidez estomacal.
- Tiene alguna otra pregunta o preocupación.
Written by Barton D. Schmitt, MD, author of “My Child Is Sick,” American Academy of Pediatrics Books.
Pediatric Advisor 2018.1 published by
Change Healthcare.Last modified: 2011-06-24
Last reviewed: 2016-06-01
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