Para muchas madres, las primeras semanas en casa con un bebé recién nacido a menudo son las más difíciles de su vida. Usted probablemente se sentirá agotada, incluso abrumada. La falta de suficiente sueño la dejará fatigada. El cuidado de un bebé puede ser una responsabilidad solitaria y estresante. Puede preguntarse si alguna vez va a poder dormir bien o terminar su trabajo. La solución consiste en pedir ayuda. No se puede esperar que una persona cuide a un bebé pequeño por sí sola.
Todos los bebés se despiertan 2 o más veces durante la noche. La forma de evitar la falta de sueño es saber la cantidad total de sueño que usted necesita por día y tratar de obtener ese sueño poco a poco. Acuéstese más temprano por la noche, después de la última comida del día del bebé. Cuando el bebé duerma la siesta, usted también tiene que descansar o dormir la siesta. Si está enfermo, el bebé lo manifestará con síntomas. Cuando usted tome una siesta, descuelgue el teléfono y ponga un cartelito en la puerta que diga MADRE Y BEBE DURMIENDO. Si no duerme lo suficiente, pídale ayuda a un familiar o contrate a una niñera. Si usted no se cuida, no podrá cuidar a su bebé.
Más del 50% de las mujeres experimentan depresión puerperal al tercer o cuarto día después del parto. Los síntomas incluyen llanto, fatiga, tristeza y dificultad para pensar con claridad. La causa principal de esta reacción pasajera probablemente es la reducción brusca de las hormonas maternas. La privación del sueño también causa los mismos sentimientos. Un factor que también podría contribuir a la depresión es el impacto de sentirse totalmente responsable de un recién nacido que depende de ella en todo sentido. Muchas madres se sienten desilusionadas y culpables a causa de estos síntomas, porque se les había inculcado la idea de que deberían estar llenas de alegría por tener que cuidar a su recién nacido. De todas maneras, estos síntomas generalmente desaparecen en un período de 1 a 3 semanas, cuando los niveles hormonales vuelven a la normalidad y la madre establece rutinas y adquiere un sentido de control sobre su vida.
Existen diversas maneras de enfrentar la depresión puerperal. Primero, reconozca sus sentimientos. Hable abiertamente con su esposo o una amiga íntima sobre sus sentimientos de sentirse atrapada, así como de su sensación de que estas nuevas responsabilidades son abrumadoras. No piense que debe tratar de ser una "supermamá" para impresionar a las visitas, ni que debe suprimir el llanto. Segundo, descanse lo suficiente. Tercero, consiga ayuda para todo su trabajo. Cuarto, renueve el contacto con otras personas; no se quede aislada. Salga de su casa por lo menos una vez por semana: vaya al gimnasio, de compras, a visitar a una amiga o al cine. Después de la cuarta semana también es una buena idea fijar una noche por semana para una "cita" con su esposo en su casa. Encargue comida afuera y alquile una película para reavivar la relación matrimonial. Si no se siente mejor para cuando su bebé tenga 1 mes de edad, consulte a su profesional médico para ver si necesita asesoramiento especial para superar la depresión.
Como ya se ha destacado, todas las madres necesitan ayuda adicional durante las primeras semanas en que están solas con el recién nacido. Idealmente, usted habrá hecho los arreglos necesarios para obtener asistencia antes del nacimiento de su bebé. La persona más indicada para ayudarle (si se lleva bien con ella) generalmente es su madre o su suegra. Si eso no es posible, tal vez pueda contratar a alguna adolescente o persona adulta varias veces por semana para ayudarle con el trabajo doméstico o para cuidar al bebé mientras usted sale o toma una siesta. Si usted tiene otros hijos pequeños, necesitará ayuda todos los días. Aclare que usted se encargará de cuidar a su bebé, y que el papel de su asistente es hacer las compras, cocinar, limpiar la casa y lavar la ropa y los platos. Si su recién nacido tiene un problema médico que requiere cuidado especial, solicite que una enfermera visitadora venga a su casa.
El padre deberá ausentarse temporalmente de su trabajo para poder estar con su esposa durante el trabajo de parto y el parto mismo, y así también el día en que la madre y el niño lleguen a casa del hospital. Si consiguen que algún pariente viva un tiempito con ellos para ayudarles, el padre puede volver al trabajo una vez que el bebé haya llegado a casa. Sin embargo, cuando se vaya el pariente, el padre puede tomarse unas vacaciones que haya reservado para esta ocasión. Como mínimo tiene que tratar de trabajar menos hasta que la esposa y el bebé se hayan asentado.
La época de la falta de participación del padre ya pasó. No sólo la madre necesita que el padre le ayude en las tareas de la casa, sino que el bebé también necesita desarrollar una relación estrecha con su padre. En la actualidad el padre ayuda en las tareas de la alimentación, cambio de pañales, baños, acostar al niño, leerle cuentos, vestirlo, disciplinarlo, trabajos escolares, jugar con el hijo y llamar al médico cuando el niño esté enfermo. El padre tiene que actuar como sistema de respaldo de su esposa. Tiene que relevarla de sus funciones por la noche para que pueda descansar o hacer otra cosa que la distraiga, aunque sea por poco tiempo.
Puede ser que el padre evite la interacción con su bebé durante el primer año de vida porque teme lastimarlo o que no pueda tranquilizarlo cuando llore. Pero cuanto más tiempo espera para aprender las técnicas de la crianza, tanto más difícil le resultará aprenderlas bien. Un padre debería llevar en brazos y consolar a su bebé por lo menos una vez al día.
Durante su primer mes en casa sólo deberían visitarla sus amistades íntimas y sus parientes. No deben visitarla si están enfermos. Para evitar las visitas inesperadas, los padres pueden poner un cartelito que diga MADRE Y BEBE DURMIENDO. NO SE ADMITEN VISITAS. POR FAVOR, LLAME PRIMERO. Es esencial que duerma la siesta durante el día para poder recuperarse. Es posible que las amistades que no tienen hijos no comprendan sus necesidades como madre. Durante las visitas, el visitante también debería prestar especial atención a los hermanos mayores del bebé. Finalmente, puede evitar algunas visitas refiriendo a sus amigos a su blog de fotos y actualizaciones.
Su tarea principal durante los primeros meses de vida del bebé es brindarle cariño y alimentarlo. Todos los bebés pierden un poco de peso durante los primeros días después del nacimiento. Sin embargo, no deben de perder más del 7 por ciento de su peso al nacer (normalmente unos 240 gramos ó 8 onzas). Casi todos los bebés alimentados con biberón vuelven al peso natal hacia los 10 días de edad, y los bebés alimentados al pecho lo hacen hacia los 14 días de edad. Luego, los lactantes aumentan aproximadamente 30 gramos (1 onza) al día durante los primeros meses. Si se le suministra toda la leche que quiera, el apetito normal del recién nacido asegurará un aumento adecuado de peso.
La madre que amamanta a menudo se pregunta si su bebé está recibiendo bastantes calorías, pues no puede ver la cantidad de leche que toma el niño. Su bebé está bien alimentado si pide el pecho cada 1 1/2 a 2 1/2 horas, parece estar satisfecho después de cada toma, chupa de los dos pechos cada vez, moja 6 ó más pañales al día y tiene 3 ó más deposiciones blandas al día. Cuando usted tenga dudas con respecto al aumento de peso de su bebé, tráigalo a su profesional médico para una verificación del peso. Cualquier problema de alimentación es mucho más fácil de resolver al principio que si se permite que persista por mucho tiempo. Una verificación especial del peso del bebé una semana después del nacimiento es una buena idea si la madre está alimentando al pecho por primera vez o si no está segura de que tiene suficiente leche.
El bebé que llora necesita que se lo tenga en brazos. Necesita que alguien le hable suavemente y lo acaricie. No hay peligro de mimar demasiado a un bebé durante sus primeros meses de vida. Los bebés que son muy sensibles pueden necesitar que los envuelvan en forma apretada para consolarlos.
Recuerde colocar al bebé en la cuna sobre su espalda (o costado). Desde 1992, esta es la posición recomendada por la Academia Norteamericana de Pediatría para los bebés saludables. La posición de espaldas (supina) reduce en gran medida el riesgo de síndrome de muerte súbita infantil (muerte en la cuna).
Usted puede llevarle afuera a su bebé a cualquier edad. Ya lo hizo cuando salió del hospital, y lo volverá a hacer a las dos semanas cuando lo lleve al profesional médico para la visita de control.
Vista al bebé con la misma cantidad de ropa que usaría un adulto para la temperatura que haya ese día. Un error común es abrigar demasiado a un bebé en el verano. En el invierno, los bebés necesitan un gorro porque a menudo no tienen mucho pelo que los proteja de la pérdida de calor. El aire frío y el viento no causan infecciones de los oídos ni neumonía.
La piel de los bebés es más sensible al sol que la piel de los niños de mayor edad. Manténgalo expuesto al sol durante períodos breves (de 10 a 15 minutos cada vez). Proteja la piel de su bebé contra la quemadura del sol con ropas más largas y un sombrero.
Probablemente no debería ir de camping con su bebé ni llevarlo a lugares donde haya demasiada gente, durante su primer mes de vida. Además, durante el primer año de vida de su bebé trate de evitar el contacto con personas que tengan enfermedades infecciosas.
Dar de alta rápidamente del hospital de recién nacidos se ha hecho práctica común para los bebés que nacen a su término completo. Darles de alta rápidamente significa que se van a casa entre 24 y 48 horas del nacimiento. En general, esta es una práctica segura si la estancia del bebé en el hospital no ha sido complicada. Estos recién nacidos tienen que ser examinados 2 días después de haber sido dados de alta para ver que tan bien se alimentan, orinan, producen heces, mantienen su peso y respiran. Se les revisará que no tengan ictericia y su estado de salud en general. En algunos casos, este examen especial se realizará en su casa.
Este es probablemente el examen médico más importante para su bebé durante el primer año de vida. Para las dos semanas de edad, su bebé generalmente habrá desarrollado los síntomas de cualquier afección física que no fue detectable mientras estaba en el hospital. El profesional médico de su hijo podrá juzgar si su bebé está creciendo bien, basándose en su estatura, su peso y la circunferencia de la cabeza.
Trate de tomar la costumbre de anotar las preguntas acerca de la salud o el comportamiento de su hijo. Lleve consigo esta lista en sus visitas al consultorio para discutirla con el profesional médico. En general los profesionales médicos reciben con agrado la oportunidad de contestar a sus preguntas, especialmente si las respuestas a las mismas no pueden encontrarse fácilmente leyendo libros o hablando con otras madres.
Si es posible, haga que su esposo la acompañe en estas visitas. En general el profesional médico prefiere conocer al padre durante un examen de control y no durante la crisis de una enfermedad aguda.
Si entre una y otra visita de control le parece que su recién nacido empieza a parecer o se comporta como si estuviera enfermo, consulte en seguida al profesional médico de su hijo para obtener ayuda.