Una infección de oído es una infección del oído medio (el espacio detrás del tímpano). Con frecuencia, es causada por bacterias. Generalmente, es una complicación del resfrío y comienza el tercer día del resfrío. Un resfrío bloquea el tubo que conecta el oído medio con la parte posterior de la garganta (la trompa de Eustaquio).
La mayoría de los niños tendrán al menos una infección de oído, y más de una cuarta parte de estos niños tendrá infecciones repetidas del oído. Los niños son más propensos a tener infecciones del oído entre los 6 meses y los 2 años de edad, pero sigue siendo una enfermedad común en la infancia hasta la edad de 8 años.
En el 5% al 10% de los niños, la presión en el oído medio hace que el tímpano reviente y secrete un líquido de color amarillo o turbio. Este pequeño orificio generalmente sana en los días siguientes.
Si se realiza el siguiente tratamiento, su hijo debería estar bien. Los daños permanentes en el oído o la audición son muy raros.
A su hijo le duele el oído porque los líquidos atrapados e infectados ejercen presión sobre el tímpano, lo que hace que se inflame. Otros síntomas son la irritabilidad y la falta de sueño. Algunos niños tienen problemas para oír. Otros, sienten mareo. Si el tímpano revienta (se desgarra), el canal auditivo secretará un líquido turbio o pus.
Su hijo necesita el antibiótico recetado por su profesional médico. Este medicamento eliminará las bacterias que causan la infección del oído.
Trate de no olvidar ninguna dosis. Si su hijo va a la escuela o lo cuida una niñera, organice para que alguien le dé la dosis de la tarde. Si el medicamento es líquido, guarde el antibiótico en el refrigerador y use una cuchara de medir para asegurarse de que le dará la cantidad correcta a su hijo. Administre el medicamento hasta terminar la botella o las píldoras. (No guarde el antibiótico para la próxima enfermedad, ya que este perderá su efectividad). Aunque su hijo se sienta mejor en unos pocos días, dele el antibiótico hasta terminarlo. Administrar el medicamento hasta que se termine evita que la infección del oído vuelva a aparecer.
El acetaminofeno o el ibuprofeno se pueden utilizar para ayudar a aliviar el dolor de oído o la fiebre de 102°F (39°C) o más durante unos días hasta que el antibiótico surta efecto. Generalmente, estos medicamentos controlan el dolor en 1 a 2 horas. Los dolores de oído tienden a aumentar a la hora de dormir.
Para ayudar a aliviar el dolor, puede colocar una compresa fría o hielo envuelto en un paño mojado sobre la oreja. Esto puede disminuir la hinchazón y la presión interna. En cambio, algunos profesionales médicos recomiendan una almohadilla térmica o un paño tibio y húmedo. No aplique el calor o el frío durante más de 20 minutos para evitar que se produzca congelación o quemaduras.
Su hijo puede salir y no es necesario que se cubra las orejas. Su hijo puede nadar, siempre que no tenga perforado (desgarrado) el tímpano o secreción del oído. Los niños que tienen infecciones del oído pueden viajar en avión sin problemas si están tomando antibióticos. También puede darle una dosis de ibuprofeno 1 hora antes de que despegue el avión para tratar cualquier molestia que puedan tener. Durante el vuelo, la mayoría de los niños no tienen un aumento en el dolor de oído. Mientras se desciende en altitud durante un vuelo o un viaje de las montañas, haga que su hijo beba líquidos, succione un chupón o mastique chicle.
Su hijo puede regresar a la escuela o guardería cuando se sienta mejor y ya no tenga fiebre. Las infecciones del oído no son contagiosas.
Su hijo puede necesitar un examen de seguimiento por un profesional médico en 2 a 3 semanas. En esa visita, le revisará el tímpano para asegurarse de que la infección ya se curó y que ya no es necesario seguir el tratamiento. Su profesional médico quizás desee revisar la audición de su hijo. Los exámenes de seguimiento son muy importantes si la infección ha causado una perforación en el tímpano.
Si su hijo presenta infecciones del oído en repetidas ocasiones, es momento de ver cómo se pueden evitar algunas de ellas. Si alguno de los siguientes puntos se aplica a su hijo, intente utilizarlos o hablar con su profesional médico sobre ellos.
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