La masturbación es la estimulación de los propios genitales para obtener placer y satisfacción. Los niños pueden frotarse los orgános genitales con la mano u otro objeto. La masturbación es algo más que la inspección normal de los genitales observada comúnmente en los niños de 2 años de edad mientras se bañan. Durante la masturbación, un niño generalmente tiene un aspecto aturdido, ruboroso y absorto. Un niño puede masturbarse con una frecuencia de varias veces al día o sólo una vez a la semana. La masturbación tiene lugar más comúnmente cuando un niño está soñoliento, aburrido, viendo la televisión o bajo stress.
La masturbación infrecuente es un comportamiento normal de muchos niños de edad preescolar. Hasta un tercio de los niños de este grupo de edad descubren la masturbación mientras exploran sus cuerpos. A menudo, siguen masturbándose simplemente porque les causa placer. Algunos niños se masturban frecuentemente porque están insatisfechos por algún motivo, tal como el hecho de que les hayan quitado el chupete. Otros están reaccionando al castigo o a la presión para que dejen la masturbación por completo.
La masturbación no tiene causas médicas. La irritación en el área genital produce dolor o prurito; no es la causa de la masturbación.
Una vez que su hijo o hija descubra la masturbación, rara vez abandonará la práctica totalmente. Es posible que no lo haga con tanta frecuencia si se resuelven las circunstancias asociadas de conflicto o insatisfacción. Para los 5 ó 6 años de edad, casi todos los niños pueden adquirir un poco de discreción y sólo se masturbarán en privado. En la pubertad, la masturbación se vuelve casi universal, en respuesta a los aumentos bruscos —y normales—de las hormonas y al impulso sexual.
La masturbación no causa ninguna lesión ni daño físico al cuerpo. No es anormal ni excesiva a menos que se haga premeditadamente en lugares públicos después de los 5 ó 6 años de edad. La práctica de la masturbación no quiere decir que su hijo será demasiado susceptible a excitarse sexualmente, promiscuo o desviado sexual. Sólo si los adultos reaccionan en forma exagerada a la masturbación de un niño y la hacen aparecer como algo sucio o perverso, ésta le causará daño emocional, por ejemplo, sentimientos de culpa y complejos sexuales.
Es imposible eliminar la masturbación. Acepte el hecho de que su hijo ha aprendido a practicarla y que le gusta. Lo único que usted puede hacer es controlar el lugar donde lo hace. Un objetivo razonable es permitirla solamente en su habitación y en el baño. Usted podría decirle a su hijo: "Está bien que hagas eso en tu habitación cuando estés cansado". Si usted pasa por alto totalmente la masturbación, sin importar el lugar donde se haga, su hijo pensará que puede hacerlo libremente en cualquier sitio.
Deje tranquilo a su hijo en estas ocasiones y no siga vigilándolo. No le prohiba que se acueste sobre el abdomen y no le pregunte si tiene las manos entre las piernas.
Trate primero de distraer a su hijo con un juguete o con alguna otra actividad. Si esto falla, explíquele a su hijo: "Sé que te gusta, y está bien que lo hagas en tu cuarto o en el baño, pero no lo hagas en otro lugar de la casa o cuando estén presentes otras personas". Cuando los niños tienen 4 ó 5 años de edad, se vuelven sensibles a las opiniones de otras personas y entienden que sólo deberían masturbarse cuando están solos. A los niños más pequeños tal vez haya que enviarlos a su cuarto para que se masturben.
Pídale a la maestra o a la persona encargada de cuidar a su hijo que responda a la masturbación de éste tratando primero de distraerlo. Si esto no da resultado, deberá llamar la atención del niño con comentarios tales como "Ahora necesitamos que vengas con nosotros". En la escuela, la masturbación sólo debe ser tolerada a la hora de la siesta.
Algunos niños se masturbarán menos si reciben abrazos y mimos adicionales durante todo el día. Trate de que su hijo tenga por lo menos una hora diaria de tiempo especial con usted, y asegúrese de hacerle manifestaciones físicas de afecto durante este período.
El error más común que cometen los padres es tratar de eliminar la masturbación por completo. Esto resulta en un conflicto en el que, inevitablemente, los padres pierden. Los niños no deben ser castigados físicamente por la masturbación, ni debe gritárseles o reprendérseles al respecto. No califique la masturbación como mala, sucia, perversa o pecaminosa, y no ate las manos de su hijo ni utilice otra clase de restricciones. Todos estos enfoques sólo producen resistencia y, posiblemente, inhibiciones sexuales más adelante.
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