El primer objetivo de la disciplina es proteger a su hijo del peligro. Otro objetivo muy importante es enseñarle a distinguir entre el bien y el mal. La buena disciplina gradualmente convierte a un niño egoísta en un adulto maduro que es considerado y respetuoso con los demás, seguro de sí mismo sin ser hostil, y en pleno control de sus impulsos. El establecimiento de límites razonables nos evita criar a un niño "mimado". La palabra "disciplina" significa "enseñar". No significa "castigar".
Para enseñarle a su hijo a respetar los derechos de los demás, enséñele primero a respetar los derechos de los padres. Los hijos necesitan padres que "estén en control". Tendrá que empezar a demostrar a su hijo que usted está a cargo alrededor de los 6 meses de edad. Los niños no empiezan a desarrollar el autocontrol hasta los 3ó 4 años de edad. Siguen necesitando su ayuda hasta la adolescencia, aunque cada vez menos, para controlar sus impulsos e irritabilidad.
Si su hijo tiene varios problemas de disciplina o está fuera de control, empiece a leer la Sección titulada: "Cómo iniciar un programa de disciplina". Si usted quiere aprender más acerca de la disciplina normal, pase directamente a la Sección titulada: "Guías generales para el establecimiento de reglas".
¿Qué quiere cambiar? En los próximos 3 ó 4 días, identifique y anote las conductas más inapropiadas y fastidiosas de su hijo.
En algunos casos el mal comportamiento requiere atención inmediata; por ejemplo, un comportamiento que pueda causar daño a su hijo o a otros. Hay ciertos comportamientos que son demasiado molestos o desagradables para ser ignorados (tal como no querer acostarse). Otros tipos de comportamiento fastidioso (tal como sea decir "no" siempre entre los 2 y 3 años de edad) son normales y deben ser tolerados. Algunas familias con un niño que está fuera de control tienen demasiadas reglas, y es necesario que piensen cuáles problemas de conducta pueden ser tolerados.
Vea la Sección titulada: "Guías generales para el establecimiento de reglas".
Todo comportamiento, bueno y malo, es afectado en gran parte (o dictado) por las consecuencias. Si la consecuencia es agradable (por ejemplo, una recompensa o elogio) es más probable que el niño repita ese comportamiento. Si la consecuencia es desagradable (un castigo) es menos probable que el niño vuelva a hacer lo mismo.
Los niños pequeños generalmente no responden a los sermones o recordatorios. Los actos son más eficaces que las palabras. Los actos más eficaces son no hacer caso del mal comportamiento, indicarle al niño un comportamiento más apropiado o darle una suspensión temporal.
Para información adicional sobre las formas de castigo, vea la Sección titulada: "Técnicas disciplinarias".
Casi todos los niños que están fuera de control ya son demasiado agresivos. Castigo físico (como una palmada en la mano) o una zurra les enseña que está bien ser agresivo (por ejemplo, golpear o lastimar a otra persona) para resolver los problemas.
Levantar la voz y gritar le enseñan a su hijo a contestar de la misma manera; al hacerlo, usted hace legítimas las competencias de gritos. Por sus gritos, su hijo percibirá que usted no se siente en control de la situación. A menudo, los gritos aumentan el desacuerdo y lo convierten en una batalla declarada. A la larga, su hijo responderá mejor a un tono de voz agradable y a las palabras diplomáticas.
En general, los niños que se portan mal son más difíciles de controlar en un centro comercial o un supermercado que en casa. Cuando tenga que ir a estos lugares, deje a su hijo con una niñera (babysitter) o con su esposo.
Pídale a su esposo que se encargue de la supervisión y disciplina de su hijo por unas cuantas horas. Si esto es imposible, contrate a una adolescente varias veces por semana para que cuide a su hijo mientras usted sale. Haga también una "cita" para salir una noche a la semana con su esposo o alguna amiga.
Los niños responden mejor a la disciplina si ésta proviene de personas que los aman y a quienes ellos desean complacer. Todos los niños necesitan diariamente elogios, sonrisas y abrazos. Proporciónele a su hijo esta mayor atención cuando no la está pidiendo. Esfuércese especialmente para notar las ocasiones en que su hijo se está portando bien. Si cada día su hijo recibe más comentarios negativos y críticas que respuestas positivas, usted tendrá que restablecer el equilibrio emocional sano disminuyendo el número de reglas, criticando menos a su hijo y dándole más elogios y afecto. Muchos expertos consideran que se necesitan varios contactos positivos para contrarrestar un contacto negativo. (Para obtener información adicional, vea la Sección titulada: "Guías generales para el refuerzo positivo".)
La imagen que su hijo tiene de sí mismo es más importante que su grado de disciplina. No hable en presencia de su hijo sobre sus problemas de disciplina y sobre lo preocupada que usted está por ese motivo. Corríjalo con bondad. A veces, empiece su corrección diciendo: "Lo siento, pero no puedo dejar que tú..." No designe a su hija o hijo como una "niña mala" o un "niño malo." Después de que termine el castigo, déle la bienvenida otra vez en el círculo familiar, diciéndole que todo está perdonado.
Los recién nacidos no necesitan ninguna disciplina. Sin embargo, a partir de los 6 meses, los padres pueden empezar a aclarar sus propios derechos. Si el niño le dificulta el cambio del pañal porque patalea y se mueve mucho, usted puede decirle firmemente: "No, ayúdale a mamá a cambiarte el pañal". Para los 8 meses de edad, los niños necesitan reglas para su propia seguridad.
Su hijo puede no entender descripciones vagas de mal comportamiento, tales como "hiperactivo", "irresponsable" o "malicioso". Cuanto más pequeño sea el niño, tanto más concreta debe ser la regla. Algunos ejemplos de reglas claras son: "No empujes a tu hermano" y "No me interrumpas cuando hablo por teléfono".
Su hijo debe saber lo que usted espera de él. Algunos ejemplos son: "Juega con tu hermano", "Mira algún libro mientras yo estoy hablando por teléfono" o "Camina, no corras". Haga que sus elogios del buen comportamiento sean específicos; por ejemplo, "Gracias por estarte quieto".
Cuantas más reglas tenga, tanto menos probable es que su hijo las obedezca. Por lo general, la crítica constante no da buenos resultados. Comportamientos tales como hacer oscilar las piernas, tener malos modales en la mesa o tener la costumbre de contestar negativamente no tienen importancia durante los primeros años.
Las reglas deben adaptarse a la edad de su hijo. Un niño no debe ser castigado por torpeza cuando esté aprendiendo a caminar, ni por mala pronunciación cuando esté aprendiendo a hablar. Además, no debe castigarse a un niño por el comportamiento que es parte del desarrollo emocional normal, tal como chuparse el dedo, el temor de ser separado de sus padres y los accidentes en el aprendizaje de la higiene personal.
Asigne máxima prioridad a las cuestiones de seguridad, tales como no salir a la calle corriendo, y a evitar los daños a otras personas. Luego, sigue en importancia el comportamiento que podría causar daños materiales. Después vienen todas las conductas fastidiosas que lo desgastan.
El "comportamiento imposible de corregir" es el comportamiento que generalmente no puede ser controlado por el padre o madre si el hijo decide continuarlo. Algunos ejemplos son orinarse, tirarse el cabello, chuparse el dedo, hacer oscilar el cuerpo, masturbarse, no comer lo suficiente, no irse a dormir y no querer hacer las tareas escolares. El primer paso para resolver este tipo de conflicto es retirarse del mismo y dejar de castigar a su hijo por el mal comportamiento. Después déle a su hijo refuerzos positivos, como alabanzas o incentivos cuando su hijo se porta como usted quiere, proporciónele refuerzo positivo, tal como un elogio. (Vea la Sección titulada: "Guías generales para el refuerzo positivo".)
Una vez que los padres se ponen de acuerdo sobre las reglas, puede ser útil escribirlas y colocarlas en un lugar bien visible en la casa.
Las técnicas mencionadas aquí se describen más ampliamente después de esta lista.
Usted puede modificar el ambiente que rodea a su hijo a fin de eliminar objetos o situaciones que podrían causar problemas. Algunos ejemplos son: poner fuera de su alcance los objetos rompibles, cercar el patio, colocar barreras protectoras, poner cerraduras en un escritorio especial o cerrar con llave ciertas habitaciones.
Distraer de la tentación a un niño pequeño llamando su atención hacia alguna otra cosa resulta especialmente útil cuando el niño está en una casa ajena, en el consultorio de un médico o en una tienda. En esos lugares sería difícil emplear otras opciones disciplinarias (tal como la suspensión temporal). También conviene que le dé a su hijo algo para distraerlo y evitar que cause problemas si usted va a estar ocupada en casa con invitados, hablando por teléfono o alimentando a su bebé. La mayoría de los niños pueden ser distraídos con juguetes o algún alimento. Para capturar la atención de los niños en edad escolar pueden necesitarse libros, juegos u otras actividades. La distracción también se llama "desviación de la atención" o "cambio de dirección".
No hacer caso ayuda a interrumpir el comportamiento inaceptable pero inofensivo (tal como las rabietas, el mal humor, los lloriqueos, los altercados y las interrupciones). La forma apropiada de pasar por alto este comportamiento es alejarse del niño, darle la espalda, evitar el contacto visual e interrumpir cualquier conversación con su hijo. No haga caso a las protestas o excusas. Algunas veces tendrá que alejarse del lugar donde su hijo se está portando mal. La técnica de pasar por alto un comportamiento también recibe el nombre de extinción.
A menudo, todo lo que se requiere para interrumpir el mal comportamiento de un niño pequeño es una leve desaprobación. Acérquese a su hijo, establezca contacto visual, adopte un aspecto decidido y serio, y déle una orden breve y directa, tal como "No" o "¡Basta!" Ya que está cerca del niño, usted puede hablar en un tono de desaprobación, pero suave. Muéstrele al niño lo que usted quiere que haga. Si quiere, puede subrayar que está hablando en serio, sacudiendo su dedo o apuntando con el mismo. El error más común que cometen los padres cuando emplean esta técnica es sonreír o reír.
"Dirección manual" significa que usted lleva al niño de un lugar a otro contra su voluntad. Algunas veces, los niños deben ser llevados físicamente desde un lugar donde están causando problemas hasta una silla, para una suspensión temporal. Otras veces deben ser llevados a la cama, al baño o al automóvil, si se niegan a hacerlo por sí mismos. Lleve a su hijo de la mano o tomándolo del antebrazo. Si se niega a ser conducido, levántelo en peso tomándolo por detrás y llévelo.
La suspensión temporal saca al niño de la escena del comportamiento inaceptable hacia un lugar aburrido (por ejemplo, un corralito, un rincón, o la recámara). La suspensión temporal es la técnica disciplinaria más eficaz de que disponen los padres para disciplinar a los bebés y niños pequeños que se portan mal. Las suspensiones temporales deben durar aproximadamente un minuto por cada año de edad, y nunca deben durar más de 5 minutos.
Al experimentar las consecuencias naturales de sus propias acciones, debidas a las leyes naturales del mundo físico, su hijo aprende a portarse bien. Por ejemplo: llegar tarde a la cena significa que la comida estará fría; no vestirse en forma apropiada de acuerdo al tiempo que haya significa que su hijo tendrá frío o se mojará; no ponerse los mitones para ir a jugar en la nieve significa que tendrá las manos frías; correr sobre el hielo puede causarle una caída; ponerse arena en la boca produce un sabor desagradable; romper un juguete significa que ya no será divertido jugar con él; y acostarse tarde significa estar soñoliento por la mañana. Aunque es muy útil que los niños aprendan de sus errores, es importante que no se les permita hacer alguna cosa que pueda lastimarlos a ellos o a otras personas, como por ejemplo, jugar con fósforos o correr en la calle.
Esta técnica es especialmente útil para los problemas de la conducta que no pueden ser eliminados. Permitir un mal comportamiento como meterse el dedo en la nariz y masturbarse en su cuarto evita un conflicto innecesario. Los juegos tumultuosos o bruscos pueden ser permitidos sólo fuera de la casa. Durante el invierno, usted puede permitir que su hijo ande en triciclo únicamente en el sótano.
Las consecuencias lógicas son las que usted le impone a su hijo como resultado de su mal comportamiento. Estas consecuencias deben estar relacionadas lógicamente con el mal comportamiento, haciendo al niño responsable de sus problemas y decisiones. Muchas consecuencias lógicas son simplemente la privación temporal de alguna posesión o de algún privilegio. Algunos ejemplos son: quitarle los juguetes o lápices de color si el niño los usa incorrectamente, no reemplazar un juguete perdido, no reparar un juguete roto, enviar a su hijo a la escuela vestido parcialmente si no quiere vestirse solo, hacerle limpiar la leche que derramó o el piso que ensució con barro, hacerle lavar la ropa interior que ensució y apagar la televisión si los niños se están peleando a causa de ella. Además, su hijo puede perder temporalmente sus privilegios de ver televisión, usar el teléfono, ir de compras, andar en bicicleta y usar el automóvil si abusa de ellos. En la escuela, el maestro proporcionará consecuencias lógicas apropiadas si su hijo no completa sus tareas escolares.
No castigue a sus hijos privándolos de cosas básicas indispensables, tales como una comida; de actividades organizadas con grupos tales como un equipo deportivo o una tropa de niños exploradores; o de algún evento que su hijo ha estado esperando por mucho tiempo, como por ejemplo, ir al circo.
Esta técnica consiste en pedirle a su hijo que termine una actividad que le gusta menos antes de que pueda hacer otra que le gusta más ("primero el trabajo y luego la diversión"). Algunos ejemplos son: "Después de limpiar tu cuarto, puedes salir a jugar"; "Cuando termines la tarea, puedes ver la televisión"; y "Cuando hayas probado toda la otra comida, puedes comer el postre".
Cuando su hijo se porta mal, explíquele cómo se siente usted. Dígale: "Me molesta cuando haces tal y tal cosa". Es más probable que su hijo la escuche y responda positivamente si usa este enfoque y no si todo lo que le dice empieza con "tú". Los mensajes de "tú" generalmente desencadenan una reacción defensiva.
A medida que los niños crecen, necesitan más comunicación y conversaciones con sus padres acerca de los problemas. Uno de los padres puede iniciar tal conversación diciendo: "Necesitamos cambiar estas cosas. ¿Por dónde quieres empezar?" También es útil tener conversaciones en las que participa toda la familia (conferencias familiares).
Cuando diga algo, hágalo con convicción y cúmplalo. Sea severo y autoritario. Hágase cargo.
Hable a su hijo en la forma en que usted quiere que otras personas le hablen a usted. Evite recurrir a los gritos o emplear un tono de voz irrespetuoso. Por ejemplo, dígale suavemente: "Lamento que hayas salido del patio. Ahora debes quedarte en la casa".
Si usted está segura de que su hijo comprende la regla, esta advertencia es innecesaria y usted puede castigarlo sin advertencia previa. No se limite a seguir repitiendo amenazas de castigo si su hijo no deja de hacer lo que está haciendo.
Trate de parar a su hijo antes de que alguien se lastime o se haga algún daño. Un ejemplo sería si usted ve que su hijo levanta un juguete para golpear a un compañero de juegos.
Los castigos diferidos son menos eficaces porque los niños pequeños olvidan la razón por la que se les está castigando. El castigo debe tener lugar muy pronto después del mal comportamiento y debe ser aplicado por el adulto que lo presenció. Una excepción para los niños mayores de 4 ó 5 años es cuando se portan mal fuera de casa, donde no puede hacer que pasen un tiempo a solas. Puede poner marcas en la mano de su hijo con un marcador o bolígrafo para indicar el número de castigos que recibirá cuando lleguen a casa. Los castigos pueden ser 30 minutos descontados del tiempo para ver la televisión, por cada marca.
Evite un discurso largo.
Esto es algo que los niños utilizan para retardar el castigo. Especialmente cuando tienen menos de 3 años de edad, los niños entienden principalmente las acciones, no las palabras.
Retire los juguetes de la circulación durante 1 ó 2 días como máximo. Las suspensiones temporales no deben durar más de 1 minuto por cada año de la edad del niño.
Trate también de hacer que el castigo esté relacionado con el mal comportamiento.
Déle otra vez la bienvenida a su hijo en el círculo familiar y no haga comentarios acerca del mal comportamiento previo ni exija una disculpa por el mismo.
Evite los comentarios degradantes, tales como: "Tú nunca haces nada bien".
Los niños que están fuera de control al principio tratan de poner a prueba la determinación de los padres antes de aceptar el nuevo sistema. Este período de prueba generalmente dura 2 ó 3 días.
La mayoría de los padres no proporcionan suficiente refuerzo positivo, especialmente caricias y abrazos. No cuente con el buen comportamiento de su hijo como un hecho. Cuando nota que su hijo se comporta como usted quiere, elógielo diciéndole algo como "Me gusta la forma en que...," o "Aprecio..." Al decir esto, acérquese a su hijo, mírelo, sonría y sea afectuosa. La recompensa favorita de casi todos los niños es el afecto y la atención de los padres.
Hay dos clases de refuerzos positivos: sociales y materiales. Los refuerzos positivos sociales, tales como el elogio, deben ser utilizados cuando su hijo se comporta en una forma deseada. Elogie el comportamiento, no elogie a la persona. Algunos ejemplos son: compartir los juguetes, tener buenos modales, llevar a cabo las tareas, jugar con otros en buena armonía, tratar amablemente al bebé, acariciar suavemente al perro o gato, ser tolerante en los tratos con los demás, limpiar el cuarto o leer un libro. Su hijo también puede ser elogiado por tratar de hacer las cosas, como por ejemplo tratar de usar la bacinica durante el aprendizaje de la higiene personal o intentar algo difícil, como armar un rompecabezas. Los elogios harán que su hijo quiera portarse bien más a menudo. Trate de "sorprender" a su hijo cuando se está portando bien, y haga comentarios al respecto tres o más veces por cada vez que tenga que disciplinarlo o criticarlo.
Los refuerzos positivos materiales (incentivos) generalmente son dulces, galletas de animalitos, dinero o tiempo para video-juegos. Utilice incentivos para aumentar la frecuencia de la conducta responsable. Estos refuerzos pueden ser útiles para vencer la resistencia cuando los niños se obstinan en su comportamiento conflictivo (por ejemplo, mojarse o ensuciarse los pantalones).
Sólo se deben usar incentivos para un problema de conducta por vez, y cuando el elogio no haya dado buenos resultados por sí solo.
Los refuerzos materiales deben ser eliminados gradualmente y reemplazados cuanto antes con refuerzos naturales (sociales).